El fentanilo: ¿crisis de seguridad o denominación de origen? El fentanilo: ¿crisis de seguridad o denominación de origen?

El fentanilo: ¿crisis de seguridad o denominación de origen?

Un reciente reportaje de The New York Times sobre la producción de fentanilo en México ha encendido la polémica en el país. La presidenta Claudia Sheinbaum descalificó la investigación, calificándola de poco creíble. Sin embargo, el rotativo estadounidense defendió su trabajo, afirmando que está respaldado por meses de investigación en territorio sinaloense.

Más allá del debate, el reportaje revela una dolorosa realidad: México no solo transporta esta droga mortal hacia Estados Unidos, también la produce. Negar este hecho no cambia la situación. El poder de los cárteles trasciende fronteras y afecta tanto a México como a su vecino del norte, donde el fentanilo ha cobrado miles de vidas cada año.

El gobierno mexicano enfrenta un dilema. Mientras insiste en que el fentanilo llega de Asia, las evidencias indican que su fabricación ya es parte de la operación criminal nacional. A pesar de que Sheinbaum destaca avances como decomisos históricos, el problema continúa creciendo.

El desafío no solo radica en combatir un narcotráfico cada vez más sofisticado, sino también en aceptar su capacidad económica y armamentística. Ignorar o minimizar esta crisis solo fortalecerá a las redes criminales.

México necesita cambiar la narrativa. En lugar de confrontar a medios internacionales o evadir responsabilidades, el camino debe ser la cooperación global. La experiencia de Colombia con el narcotráfico demuestra que superar este fenómeno es posible, pero solo si se enfrenta con políticas claras, transparencia y una visión conjunta con otras naciones.

El fentanilo no debe convertirse en el nuevo símbolo de la crisis mexicana. Es momento de actuar antes de que el problema adquiera una “denominación de origen”.