A un mes de que se cumpla el primer aniversario del devastador huracán Otis, las lagunas del puerto de Acapulco continúan gravemente contaminadas. Esta situación, que afecta tanto a la flora como a la fauna, podría agravarse aún más después del reciente impacto del huracán John, que tocó tierra el lunes como un ciclón de categoría 3.
Laguna de Puerto Marqués: un entorno en crisis
La laguna negra de Puerto Marqués es uno de los ejemplos más preocupantes de la contaminación en la zona. Habitantes de la región denunciaron que los manglares están destruidos y la vida animal prácticamente ha desaparecido. Ángela Ibarra, quien ha vivido más de 40 años en el área, lamenta el estado actual de la laguna, recordando que antes era un lugar lleno de vida. “Era muy bonita, ahora está devastada”, comenta, mientras recuerda la ausencia de animales como garzas y guacamayas.
Efectos persistentes del huracán Otis
El huracán Otis, que en octubre de 2023 alcanzó una intensidad récord en el Pacífico mexicano, dejó una estela de destrucción en Guerrero, con más de 50 muertos y graves daños en la infraestructura turística de Acapulco. Ahora, a casi un año de su paso, el estado enfrenta los efectos de otro fenómeno: el huracán John, que ha dejado cinco muertos y ha empeorado las condiciones ambientales en la región.
Contaminación y devastación ambiental
La comisaria de Puerto Marqués, Angélica Niño Sandoval, señala que los árboles caídos y los manglares destruidos son una clara muestra de la grave situación ambiental de la laguna. El pescador Dionicio Niño Mancera, quien solía ofrecer recorridos en canoa, ha dejado de hacerlo debido a los altos niveles de contaminación. “La contaminación no tiene límites”, expresa, añadiendo que la pesca ha disminuido drásticamente, afectando a más de 200 familias que dependían de esta actividad.
Exigen acciones para limpiar la laguna
Los habitantes exigen que las autoridades de los tres niveles de gobierno tomen medidas para limpiar la laguna y recuperar el turismo en la zona. Ángela Ibarra enfatiza que la situación actual no solo afecta el entorno, sino también la salud de los residentes. “Es una cuestión de salud pública”, afirma, destacando que las pestilencias llegan hasta sus hogares y afectan principalmente a los niños.